viernes, 6 de abril de 2012

Oscuridad Mental

Hay pocos entre nosotros que no se hayan despertado algunas veces antes del alba, después de una de esas noches sin sueño que nos hacen casi enamorados de la muerte, o de una de esas noche de horror y de alegría informe, cuando atravez de las celdillas del celebro se deslizan fantasmas mas terribles que la misma realidad, impulsados por una vida intensa que se esconde en todo lo grotesco y presta al arte gótico su paciente vitalidad...

Gradualmente unos dedos blancos trepan por los cortinajes que parecen temblar. Bajo negras formas fantásticas, sombras mudas reptan por los rincones de la habitación y allí se agazapan.

Velos y velos de fina gasa oscura se levantan y gradualmente las cosas recobran sus formas y colores, y acechamos a la aurora rehaciendo el mundo en su antiguo molde. Los lívidos espejos hallan nuevamente su vida mímica, las luces apagadas están donde las habíamos dejado, y al lado yace el libro a medio cortar que recorríamos, o la costosa flor que llevamos en el baile, o la carta que teníamos miedo de leer o que leíamos con demasiada frecuencia.

Nada nos parece haber cambiado. Fuera de las sombras irreales de la noche resurge la real que conocimos. Nos es preciso reanudarla donde la dejamos, y se apodera de nosotros un terrible sentimiento de continuidad  necesaria, de la energía, en el mismo circulo fastidioso de costumbres estereotipadas, o quizás un salvaje deseo de que nuestros parpados se abran alguna mañana sobre un mundo que hubiese sido creado de nuevo en las tinieblas para nuestro places, un mundo en el cual las cosas tendrían nuevas formas y colores, que estaría cambiando o que tendría otros secretos, un mundo en el cual el pasado ocuparía poco o ningún lugar o supervivencia, de todos modos bajo la forma inconsciente de la obligación o de pensar, ya que hasta la REMEMBRANZA DE LA DICHA TIENE SUS AMARGURAS,y EL RECUERDO DE LOS PLACERES SU DOLOR.

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